Otra vez Marrón está a nada de echar a perder otro festejo novilleril. No se nos olvida el petardo grande en La México en la última temporada. Menos mal el ganadero estaba muy tranquilo, animado y disfrutando del jolgorio en el tendido. Enhorabuena. En tanto, sus novillos, pusieron la mansedumbre, el genio espantoso, la debilidad y sosería. Apenas el chispazo de casta y bravura del que cerró el festejo ha traído una combustión mayor generada por el tlaxcalteca Jesús Sosa, novillero que se ha mostrado con muchas más posibilidades, juventud y cualidades que el resto. Triunfo, salida a hombros, pero la repetición… en suspenso.

Siempre es emocionante volver a Santa Cruz del Monte y su bellísima Plaza “La Florecita”.

La Plaza de Jorge Gutiérrez, de Valente Arellano, de Manolo Mejía, de un esplendor de formación novilleril ya no visto. Ahí la visión del añorado Lalo Cuevas, que extendió su éxito allá en el viejo Rancho del Charro de Polanco hacia la naciente Ciudad Satélite. La Plaza está más viva que nunca, mantiene su patio de remates españoles, su cómoda grada, su techumbre bendita, su busto a “Don Dificultades” y su irrenunciable sabor torero.

Y, precisamente, nos recuerda el “Ogro del Pino” en sus “Consejos a Un Joven Novillero”, al responder la dura queja de los que intentan llegar a ser toreros: “…antes, en que había taurinísimo, seriedad, vergüenza y mucha afición, se podía ser torero con más o menos dificultad, en cambio, ahora, a mayor afición y vergüenza, más dificultad hay para llegar a un sitio no digamos envidiable sino siquiera decente.” Ese es, precisamente, el peligro más grande que enfrenta Jesús Sosa, triunfador de ayer, de solo maravillosos dieciséis años.

No olvidemos. México es primero en el escalafón mundial en no lograr toreros.

Qué le queda al novillero, pregunta Don José Jiménez Latapí, llenar, “como decía el Señor Kipling”, de combate bravío los sesenta segundos del minuto. Ayer Sosa, a diferencia de sus compañeros de terna, arrebata desde la salida al tercio tras el paseo. Y no se malentienda. César Pacheco, de Zacatecas, sale a torear sin complejo alguno, recibe a porta gayola, incluso, pese a no sujetar en las chicuelinas de recibo, después, abre los brazos y baja las manos hasta la buena media. En el quite por gaoneras al agradable, negro bragado de pelea regular en el caballo, abusa en el remate, de nuevo de rodillas, y adelanta la suerte, se coloca en peligro, rompe la continuidad de la lidia y la imposibilidad de mostrar avance.

Aun así, su actuación, animosa en banderillas y voluntariosa en la muleta, se estrella con la mansedumbre de un astado corto de raza, sus reacciones no corresponden a las de la especie que representa, su agresividad apagada ante la falta de casta y la capacidad de atacar y pelar reducida a tomar apenas el engaño queriendo escapar del mismo la mayor de las veces.

El pinchazo anula el triunfo y el zacatecano se da una vuelta. Gratis.

La decepción es doble. Horrible es el cárdeno claro, zacundo y de pescuezo de acordeón, mansea de lo lindo y desarrolla genio, saca resabios y juega a la defensiva con patadas y cabezazos incluidos. Evidencia a todos los que lo enfrentan. Primero las cuadrillas, fuera de forma, ni el esfuerzo de Sergio González o las consabidas mañas de los demás, esta vez, ni la patentada media vuelta y sobaquillo dejan más que un palo y al novillo reaccionando fatal. Estas reacciones, ocurren lo mismo en el tronco tlaxcalteca que en el zacatecano. Menos mal, Marrón es de las consentidas. Alejandro Adame muestra su falta de talento y oficio pese a ser el más toreado de los cuatro. Desarmado, rebasado, agobiado, sin recursos o torería, decepciona. Al menos, con tantos apoderados en el callejón y el tendido, casi aseguramos, tendrá más festejos formales y tentaderos que el resto. Al tiempo.

Los lances de recibo Juan Querencia, de marino y oro, se cierran con el personal remate a una mano, esperanza de buen toreo. Avanza a los medios, marca trazo y abre camino. El trapío del tercero, carifosco y de cepas blancas, ilusiona pese a su mediana pelea en varas, pero… la vuelta de campana se carga todo. Incluso, nos da la impresión, también la ilusión del queretano que no tuvo enemigo al frente, pese a su temple y de tratar que el de Marrón se encelara con la casta que nunca aparece. Pinchazos y estocada.

Vuelta algo rápida, no obstante, apunta el toreo despacio.

Para el cuarto, el público cariñoso y la Banda que toca con fe, alumbran la salida de un alto, largo, estrecho, bien armado y negro novillo que recibe a porta gayola atropellando pero ya, de pie, todo el mando y el sentimiento del toreo más acabado a la verónica del debutante tlaxcalteca, Jesús Sosa, recorren medio ruedo, a compás abierto, con un capote ya de mucha brega, un terno prestado que no le ajusta pero que poco importa cuando se gusta en la piramidal verónica y la sensacional media por el izquierdo a plenos medios. Si tan solo hubiera traído calada la montera…

Qué mejor lograda la manera de Ortiz, bordada la tapatía para dejar en suerte al novillo. Por las afueras torea la embestida del novillo, templado el lance que apunta a los medios, al paso el torero por el sitio que abandona el astado y, ya hacia dentro, la rebolera deja al novillo a la distancia exacta para empujar fuerte y recibir castigo exacto, ni más ni menos, por Carlos Domínguez hijo que se desquita tras dejar crudo al terrible segundo. Sosa por saltilleras, toreando no dejando pasar, dibuja la curva de arriba a abajo que cae sobre los lomos y brinda aire al novillo mientras la planta se mantiene quieta. Y la cintura se recrea en otra rebolera por pitón derecho en la que traga la cara alta saliendo adelante.

La Plaza está, de un momento a otro, envuelta en emoción.

Para entonces, Sosa, nuevo aun, pero con un colmillo de lobo joven y sano, pide tres pares de banderillas, consulta a Adame su incursión en banderillas, el hidrocálido dice no. Entonces, se le va por delante al invitado Pacheco que luce en su intervención como lo ha hecho en los dos primeros pares en su turno. Sosa, a cabeza pasada en el primer par, hace quite al zacatecano a cuerpo limpio y cierra, sin mucha precisión, con el violín cerrado en tablas. Entusiasmo y ovaciones.

Brindis a la Afición y a “Zotoluco” que de pronto baja al callejón. Se aferra al inició por alto y, por pitón izquierdo, en lo corto lo logra. El muchacho, pinreles quietos, remata los ayudados con el de pecho, auténtico, rematado a lo más alto que lo mismo alivia que castiga. De cartel. Su faena trae los colores fuertes, las sensaciones extremas de la mocedad y la autenticidad taurina, temple por la derecha, el mejor pitón y aguante por la zurda, flanco difícil para un novillo que prueba en el sitio. Ahí, un solo natural, de aguante pleno y toque a tiempo, marca el camino que culmina en dosantina y ranchera.

Esa dosantina la remata con trincherazo sensacional, de asombro.

Tira de la bernadina, de un volapié entero en la suerte contraria, fulminante donde es golpeado sin consecuencias. Dos orejas de plena ley y un arrastre lento inexplicable, ojalá, el ganadero se ponga a mano con el chaval que le rescata de un nuevo petardo.

El camino es muy largo, aun, para Jesús Sosa, pese al triunfo pocas cosas se vislumbran. Nos dice la poetisa Gabriela Cuevas, tan ligada a esta plaza, tan espléndida en el lance a la verónica y en la suerte suprema de las letras, “Podrá haber escepticismo, cansancio o decepción mas no amargura”, lo decía refiriéndose a “Don Dificultades”, solo que “la decepción acarrea el comportamiento de los otros, la amargura es la decepción de uno mismo.” Que no se angustie Jesús Sosa
Menos por esas dos actitudes tan extendidas en la Fiesta, más en nuestros lares, menos porque, ya mismo, no esté anunciado ya en otras plazas.

“Las pasiones desbordadas no tienen dique alguno”.

Que eso es lo que su toreo consigue ayer en pleno Santa Cruz del Monte.

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.
Plaza de Toros “La Florecita”. Serial “Semillero de Ilusiones” Festejo Inaugural. Menos de media plaza en tarde nublada y soleada, ligero viento al inicio de la lidia del cuarto. El festejo comenzó indebidamente media hora después de lo anunciado, al parecer, por una ilegal intromisión de la Autoridad Municipal. Fatal el Palco, al cambiar por indicación de gente en el tendido el tercio de banderillas con un solo palo en el morrillo del complicado segundo. Un desorden la vendimia en el tendido incidiendo en distintos momentos de la lidia, ni Autoridad ni Empresa toman acciones.

4 novillos; 4 de Marrón (Divisa Marrón, Naranja y Verde) bien presentados con excepción del feo y zancudo segundo. Bien hecho el bonito primero, así como los lidiados en tercero y cuarto lugar. Este último tuvo casta no obstante la tendencia a distraerse en distintos momentos con la muleta.
El cuarto de la tarde, número 104, “Ventilador” nombrado fue homenajeado con un exagerado Arrastre Lento al ir el novillo a menos y tener menos recorrido por el pitón izquierdo.

César Pacheco (Sangre de Toro y Oro) Vuelta por su cuenta; Alejandro Adame (Rosa y Oro) Silencio; Juan Querencia (Marino y Oro) Vuelta por su cuenta; Jesús Sosa (Celeste y Oro) Dos Orejas. Salió a Hombros.

Mal las cuadrillas durante el segundo tercio de la lidia del cárdeno segundo, desentrenadas y fuera de forma, evidenciadas totalmente. Destaca a caballo Carlos Domínguez Márquez al picar al primero.

Reporta el Doctor Jorge Uribe Camacho (CMSICT) que el cuarto espada sufrió golpes y contusiones tras entrar a matar al que cierra plaza sin trascender a mayores luego de ser atendido y revisado por su equipo de paramédicos, así como por el Dr. Raúl Aragón, especialista traumatólogo y el MIP Yael Acevedo.