Amable lectora lector querido fíjese que hoy hubo de nuevo novillada, pero que cree? pues que acá su opinador anduvo lejos de ‘Agüitas’ durante unos dias y el viaje y la edad ya me pasan factura y al momento de escribir las presentes líneas todo hueso y todo no hueso están quejándose y pidiendo descanso así que me disculpo por la brevedad del reporte.

Le platico que en la segunda del seríal novilleril 2024 se lidió un encierro de D’Guadiana, propiedad de los deudos del difunto Armando Guadiana Tijerina, al cual hoy se le brindó un minuto de aplausos en su memoria, q.d.e.p., y para pasaportearlos desfilaron por la puerta de cuadrillas tres chamacos de nombre Carlos Luévano, Pablo Martínez a quien apodan ‘Finito’ y el tapatío Axel López.

Y me arrranco con éste último quien es al que hay que seguirle la huella, ya que a pesar de tener apenas 5 tardes como aspirante a torero, el chamaco de 19 años hace las cosas MUY BIEN. Ojito: no lo estoy inflando ni tampoco se trata de decir que hemos descubierto una figura, sin embargo el muchacho de verdad parece tener 20 novilladas de experiencia o más ya que delante del toro tiene mucha mentalidad, le piensa bien, le conoce los terrenos, y además tiene buena técnica y creatividad. Si el novillo le apretó, Axel le puso el valor necesario sin caer en tremendismos y además conecta con el respetable.

Lució pues, bien rodado aunque esta aun en sus kilómetros de ‘asentamiento’ y hay que seguirle de cerca. Cortó una merecida oreja y se llevó a casa muleta, capote, ayudado y palillo cortesía de la revista que se reparte en la plaza además de un trofeo entregado por un portal de noticias de la localidad y un grupo de aficionados adheridos al mismo.

Luevano mostró cierto avance con respecto a su actuación del año pasado, mas le falta aun mucho por hacer, saludó en tercio. El chamaco ‘Finito’ aun verdeando hizo lo que pudo, y se llevó un par de sustos.
Nos leemos en una semana si el creador nos presta vida, y va de nuevo un abrazo amoroso e interminable para mis hijas, que sin ellas el que escribe no tendría motor, no olviden que su padre anda persiguiendo sus sueños.