Los toros de Rancho Seco, desiguales y complicados, hicieron que los toreros de a pie se esforzaran para alegrar el tendido, algo que finalmente se logró.
Fernando Ochoa escucho ovación en su primero toro, mientras que cortó una oreja al segundo.
Alberto Espinoza cortó dos orejas a su segundo enemigo.
Pablo Hermoso de Mendoza desorejo a sus dos enemigos, procedentes de la ganadería de San Martín.