Debido a que un día antes se suscitó un problema de seguridad en Cadereyta, Nuevo León, no hubo caballos para picar y el matador Adrián Fernández prestó un caballo para poder realizar la, suerte, resultando herido el picador Eduardo Rivera hijo luego de que el caballo le propinara una patada, dejándole fractura de mandíbula y de maxilar superior, pasó a hospital para cirugía.