Abrió plaza Eulalio López “Zotoluco” (azul pavo y oro) con Veta de Oro, número 382, cárdeno obscuro bragado meano rabicano y cornidelantero con 496 kilos, un toro que se dejó torear por el pitón derecho y que regateó las embestidas al ser muleteado al natural, lo despachó el Zotoluco de estocada y descabello, con un aviso entreverado para escuchar aplausos.
Con el cuarto de la noche, Soñador, número 58 cárdeno claro caribello y acucharado, cortó una oreja. Con el percal dos verónicas cargando la suerte. Dejó sin picar al burel y sin brindar, muletazos en la querencia al son de Silverio, faena riñonuda coronada con una estocada caida.

Christian Aparicio (azul rey y oro) se llevó para su desgracia a Es Posible, número 418 cárdeno obscuro nevado bragado meano y cornivuelto al cual no le pudo dar un solo capotazo y en el que se lució Gustavo Campos al dejar dos excelentes pares de banderillas. Con la pañosa, el astado regateaba las embestidas y se quedaba corto. Estocada tendida y dos descabellos para escuchar silencio.
El quinto fué Carismático, número 321 cárdeno obscuro bragado y cornidelantero, al cual recibió con un farol en los medios y dos faroles en tablas, de pie, verónicas y revolera. Al llevar al toro hacia el picador, el toro clavo los pitones en la arena y dió una vuelta de campana. Con la muleta, embistió calamocheando y colándose peligrosamente, se deshizo de él con un pinchazo y una estocada caida para escuchar aplausos.

El triunfador fué el aguascalentense Arturo Macías “El Cejas” (palo de rosa y plata), con Agradecido, número 400 negro bragado y cornivuelto con 510 kilos, lo recibió con dos largas cambiadas de hinojos en las tablas y sabrosas verónicas; quitó por estatuarias gaoneras. En el segundo tercio se lució Armando Ramírez “Bam Bam”. Brindó al cónclave y se fué a los medios para recetarle dos péndulos, molinete y largos derechazos al son de España Cañí, naturales y nuevamente con la diestra otras dos series, abaniqueo y manoletinas; se fué tras el acero para cortar dos orejas que le fueron concedidad por el Juez de plaza Alberto Vázquez.

Cerró plaza con Por Que Sí, número 335 negro bragado meano y cornidelantero con 460 kilos, que fué el mejor toro de la corrida y que mereció el homenaje del arrastre lento. Lo recibió con verónicas y chicuelinas y quitó con una chicuelina, una tafallera, una caleserina, una revolera y una brionesa que hicieron poner de pie a la afición poblana. Le brindó a Don Carlos Ortega y a los acordes de la Pelea de Gallos un faenón con muletazos con la diestra en la boca de riego y al son de Qué Chula es Puebla, una dosantina y bernadinas, desgraciadamente falló con el acero al dejar una estocada y dos descabellos con un aviso entreverado, para escuchar los últimos aplausos de la noche y salir en hombros por la puerta grande de El Relicario.