En ese animado narco, el novillero Sebastián Ibelles logró lo más destacado del festejo en el que se lidiaron ejemplares de diversas ganaderías, que resultaron descastados y complicaron la papeleta a los actuantes, no obstante, Ibelles, de no haber fallado con el acero, habría cortado una oreja. Con ello, el joven mexiquense sumó su tercer paseíllo durante los primeros ocho días de este naciente año.

Lo anterior, con la intención de sumar el mayor número de festejos posibles antes de tomar la alternativa, misma que le podría ser otorgada durante junio.

La reseña fue: Lleno. Novillos de diversas ganaderías, descastados. El español Pablo Páez, enterado, pero fatal con la espada, silencio; Juan Querencia, esforzado, pero pinchó, silencio; y Sebastián Ibelles ante un ejemplar que fue manso y que se aplomó muy pronto, resolvió con solvencia en base al oficio, pero también falló en la suerte suprema, silencio.

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