Son hijos de famosos toreros (Fermín Espinosa y Carlos Arruza; padrino de confirmación de alternativa, uno del otro), los dos tomaron banderillas y realizaron campaña novilleril en España, sin olvidar que pertenecieron a la cuadrilla de niños toreros, bajo la tutela de sus respectivos padres.
Alternaron en infinidad de tardes por todo el país, sin embargo la tarde más sonora juntos, fue aquella del 4 de mayo de 1986 en la México, durante el homenaje a Don Pedro Vargas.
Miguel cortó orejas y rabo y Manolo dos orejas, mientras El Niño de la Capea indultaba a “Samurai” de Begoña.
Pero por hoy, nos evocaremos al torero que se despide el próximo domingo al inaugurar la Campaña, Manuel Ruíz Vázquez.
A Manolo le viene lo torero por herencia; su padre, El Ciclón Mexicano, y su tío, Manuel. La semilla germina al lado de otros niños: Fermín y Miguel Espinosa; David y Alejandro Silveti; Manolo y Guillermo Capetillo, además de Humberto Moro.
Se doctora en la plaza de sus grandes triunfos, Guadalajara (22 de octubre de 1973), de manos de Eloy Cavazos, quien atestiguó la ceremonia de Miguel, en Querétaro (26 de noviembre de 1976).
Su primera gran faena en la Perla Tapatía la instrumenta a “Soñador” de San Mateo y en total suma cinco tardes de temporada 73-74. Y actúa en la última tarde de la plaza El Progreso (1 de enero de 1979) dando la vuelta al ruedo en compañía de Miguel “Armillita Chico”, sumándose al adiós, el empresario Don Ignacio García Aceves.
El 29 de octubre de 1979, formaría parte del cartel inaugural de El Nuevo Progreso, al lado de Manolo Martínez y Miguel, frente a Sanmateínos. Don Nacho reunió a Manolo y Miguelito en su primer mano a mano, el 25 de diciembre de 1979, con los de Barbachano.
Arruza fue, sin duda, un torero del gusto del buen olfato empresarial tapatío; claro el de Don Nacho.
Sin querer, empezaba a desligar a Manolo de Miguel y por dondequiera se les ve juntos
Representa a México en la Corrida de la Hispanidad, en la Real Maestranza de Sevilla, durante el mandato de José López Portillo, quien atestiguó el festejo y el corte de una oreja.
Guadalajara, Sevilla y México, tres plazas soñadas para el triunfo están en la vida de Manolo, quien ya se había retirado; algo similar a lo que le ocurre a Miguel. Bien lo decía Don Aurelio Pérez “Villamelón”: Los toreros de la fiesta nunca se van.
Foto:Roberto González