Por la espada a Juan Pedro Llaguno se le escapa el triunfo y deja vivo el cierraplaza
Bravura y nobleza la conjunción lograda por Don Fernando Pérez Salazar le puso un final feliz al serial “Festejos de Primavera” al cambiarle la cara a la corrida de banderilleros en la que el viento se andaba volando las ilusiones durante los tres primeros ejemplares de la ganadería de Golondrinas.
Ese motor nomás no pudo confiar a los toreros al envolverse en el torbellino prevaleciente durante toda la tarde. Hasta ese momento los segundos tercios acaparaban la atención, mientras capotes y muletas caían al piso en desarmes constantes. Es decir, a la antigua: El viento es el enemigo número uno de los matadores.
Así, vimos a Urien Moreno “El Zapata” despeñar con la mano baja. A André Lagravere “El Galo” sacar de sus casillas al público por no parar los pies y a Llaguno, pesado con el acero tras muletazos descompuestos y dar visos de que la espada esta vez no iba a penetrar.
Sin embargo, en cuanto se anunció el cartel de Arroyo Zarco para los siguientes tres mozos, el rostro torero cambió y el ambiente se fue para arriba. Lamentablemente Uriel se dedicó a pasar al cuarto de la tarde y, de no haber sido por el espadazo en lo alto y la bravura de “Ruisueño” para vender cara su prolongada muerte, de otro cariz estuviéramos hablando.
Y entonces, Arroyo Zarco hizo bueno aquello de que no hay quinto malo. Y apareció “Deseo” con el sello de “Líbreme Dios de un toro bravo”. Hubo tumbo para el picador Jorge Morales y, el abucheo ensordecedor sobre “El Galo” al no encontrar el morrillo durante el tercio de banderillas y lo peor, embarullado ante el poder de enfrente.
Por ambos lados se palpaba la franca embestida comiéndose la zarga. Emotivo y con un gran poder de trasmisión ese quinto desató Pasión: El grito de “Toro-Toro” se volvió primer plano ante la constante reposición de terreno de André y la carencia de tranquillo a la hora de hundir el estoque. Dos avisos y nuevamente el grito prevaleciente hasta sacarle al juez el letrero “Lento”.
En pleno ventarrón Llaguno salió a jugársela frente al bravo “Albero” enredándoselo por la faja lo mismo por derecha que al lado natural. Gran mérito el rematar por “Trincherillas desdeñadas para impedir se le enganchara la muleta por alto. Faena en pleno delirio. Y tirándose a matar a cuerpo limpio ha salido rebotado del encuentro que jamás encontrara la vertical hasta escuchar los tres avisos.
La afición saboreó cada pinchazo y cada golpe de descabello en admiración al castaño que fue despedido de pie hasta llegar al destazadero, eclipsando previamente la bravura los pares de banderillas de todas marcas. Su majestad el toro por encima de todo lo hecho esta vez.
FICHA.-Plaza México, última de Primavera. Más de cinco mil gargantas se fundieron la grito como si el coso estuviera lleno.
Clima.-Caluroso y viento permanente; no así durante el quinto del festejo.
Ganaderías.-Golondrinas (tres) y Arroyo Zarco (tres). Cinqueños de gran volumen y pesos: 527, 549, 582, 553, 571 y 542. Arrastre lento al corrido en el lugar de honor.
Uriel Moreno “El Zapata”.-División de opiniones y Aviso.
André Lagravere “El Galo”.-Abucheo en su lote. (Dos avisos de su segundo).
Y Juan Pedro Llaguno.-Ovación y Tres Avisos.
Juez de plaza.-Enrique Braun; Asesoría de Conrado García.
El puyazo de la tarde fue obra de Erick Morales.