Amable lectora lector querido, a veces el oficio de informar sobre la mas bonita de las artes como lo es el toreo resulta un tanto complejo, y es que no se trata solo de contarle lo que se disfruta sino también lo que no es a ojos de quien escribe lo correcto y el deber ser. Y es que decirle que Roca Rey ha emocionado y ha conectado con la gente al grado de cortarle las orejas y el rabo a su segundo enemigo sería irme ‘por el camino fácil’.

La realidad para mi es que si bien la estadística resulta contundente, lo hecho hoy si bien es muy bueno, se demerita si consideramos que el rasero de la autoridad tiene ya mucho tiempo ‘muy bajito’.

Y si, el poderío del peruano es notable, y si, ha tenido el lote de mejor comportamiento de la dehesa de Corlomé, sin embargo conceder una oreja y después ceder a la presión de dar la segunda hace que el criterio sea laxo de más.

Roca Rey ha demostrado por su parte, que el que es buen gallo donde quiera canta y ha plasmado en sus dos turnos la sapiencia que le ha puesto en el escalafón más alto del mundo. Toreó largo y con pausa, en ocasiones con mucho temple y conectando con la afición.

Con su segundo ejemplar ha tenido además la sapiencia necesaria para darle a su enemigo las pausas necesarias para que el toro repitiera de forma contante, aunque saliendo siempre de la reunión con la cabeza arriba. Música, alegría y festejo derivado del día de San Marcos y una estocada muy efectiva le resultaron en el corte de un rabo. Así pues, Roca Rey se alza hoy como el triunfador de la tarde y muy probablemente del serial.

Los de Corlomé por su parte enrazados y pidiendo lidia de mando y poder que no siempre sus toreros entendieron y otorgaron.

Tanto Adame como Diego San Román estuvieron voluntariosos pero faltos de filo con la espada o de recursos para saber dar a los toros un trasteo adecuado. Ambos regalaron un toro que poco se prestó al lucimiento.

Preguntarle al Sr. juez en que parte del reglamento taurino se marca que es posible regalar toros fuera de la lidia ordinaria.

Prólogo taurino a cargo de José Funtanet que desafortunadamente no ha sido del agrado del respetable al ser alcanzado en su cabalgadura por su novillo lastimando al caballo, lo que dejó claramente nervioso al torero que ha fallado con el rejón de muerte descordando al animal.