Todo comenzó cuando el empresario Pedro Haces, conocido en el ámbito taurino como Don Bull, llegó a la ganadería propiedad del legendario criador de toros bravos, don José Chafik Hamdan Amad, quien junto al joven torero tapatío, Guillermo Martínez, recibieron al empresario.
Sí, don Pedro llegó a ver los encierros que va a adquirir para lidiarlos en sus plazas de toros, y tras las salutaciones de costumbre, de forma intempestiva el ganadero don Pepe Chafik, decidió que cinco vaquillas y un utrero tenían que torearse en una tienta -intempestiva-, sería lo ideal para que la visita del señor Haces resultara completa.
Así, Guillermo enfrentó a cuatro vaquillas que han sido un banquete maravilloso para él, ya que han tenido el ingrediente de la encastada bravura de noble embestir, con clase y calidad, con recorrido y emotividad; estos elementos han sido los que condujeron a la inspiración del artista de Jalisco, a consolidar faenas armónicas, plenas de sentimiento, además del temple y cadencia.
Luego saldría un extraordinario becerro que fue examinado para semental, y por sus atributos… casta, bravura, clase, calidad, recorrido y emotividad fue aprobado con todos los honores, permitiendo que Guillermo Martínez, nuevamente explayara en trazos largos, profundos y rítmicos, en una faena que mucho impacto a la selecta concurrencia.
De pronto, don Pedro Haces, sumamente motivado por las faenas de Guillermo, le pidió que la vaquilla que faltaba de torear, le permitiera a él hacerlo, y conjuntó una faena de sentimiento, que emocionó a todos también.
Ha sido una tarde tan agradabilísima, por lo inesperado, pero que terminó siendo otra gratísima experiencia para todos.