“Estoy muy ilusionado por estar de nuevo con mi querida novia, la Plaza México”, dice sonriente Armillita, reconociendo que ésta “novia” ha sido exigente y en lugar de quitarle le dio todo: “Éstas son las buenas… estoy muy contento”.
La Plaza México le ha dado mucho, por sus faenas le abrió la puerta en diversas plazas del país y del mundo.
El 18 de febrero de 1979 se doctoró en la México de manos de Mariano Ramos, llevando como testigo a Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea” con toros de Jaral de Peñas. “Todo viene de ahí, ésta plaza es la que manda y para mí como mexicano, es mi escaparate, le tengo respeto y cariño, por eso tomo con mucha seriedad mi reaparición, es muy importante”.
El 12 de diciembre de 2004, “Armillita” se despidió en éste escenario cortando una oreja a su segundo del lote, en una tarde donde “Zotoluco” cortó una oreja a su primero y Enrique Ponce tuvo ovación y palmas.
“La fiesta de los toros no debe morir y todos deben aportar”, defiende el aguascalentense.
“La temporada está como debe ser y qué bonito, la fiesta de los toros merece un nivel de primer grado y espero aportar un granito de arena, está en boca de todo el mundo”.
Llega con 18 kilos menos y unos años, más pero al final es y será torero. Por lo pronto, le quedan seis toros para prepararse antes del gran compromiso del domingo.