Morante de la Puebla y Octavio García el “Payo” brindaron una gran tarde de toros en la Monumental Plaza de Toros Fermín Rivera ‘El Paseo’, y salieron triunfadores luego de cortar cortar dos orejas cada uno, el joven maestro del rejoneo Jorge Hernández cortó un apéndice.
Se lidiaron toros de la ganadería de La Punta de juego desigual, pero todos de buena presentación, bonitos de tipo, variados de pinta.
EL FESTEJO
Abrió plaza “Gordo” con 550 kilos, con el cual el rejoneador potosino Jorge Hernández Garate lució con las banderillas, después de colocar solo un rejón de castigo. Con la tercera banderilla el toro se resintió de las patas delanteras y en dos ocasiones cayó, después de eso el Jorge Hernández alcanzó a colocar dos rejones al violín y un par a dos manos para después colocar el rejón de muerte abajo, volvió a intentar dejándolo ahora atrás, pero suficiente para que el de la Punta se fuera al destazadero. Se presentó leve petición de oreja. Cabe hacer mención que el joven maestro estuvo clavando al estribo y rematando siempre.
“Santiagueño” de 492 kilos, un toro jabonero, fue el primero del lote de José Antonio “Morante de la Puebla”, quien toreó con arte con la capa destacando una media verónica antes de dejar al toro en el caballo y un quite por chicuelinas rematado con el “manguerazo”. Con la muleta poco pudo hacer. Lo despachó de una estocada en buen sitio y se retiró entre palmas, salió al tercio a agradecer los aplausos.
El tercero de la tarde “Ganadero” de 483 kilo, un toro de pinta melocotón, correspondió a Octavio García el “Payo”, quien lució al torear de capa, con la muleta cuajó una gran faena por ambos lados; se empeñó en matar recibiendo, dejó una estocada en buen sitio, requirió de dos golpes de descabello, escuchó un aviso, agradeció desde el tercio.
“Buen amigo” de 458 fue el segundo del lote del potosino Jorge Hernández, un toro castaño al que el rejoneador le colocó de nueva cuenta un solo rejón; con las banderillas realizó una faena variada, destacando las cortas y al violín, luego de matar, se impuso la petición y se concedió un apéndice, que fue protestado.
El quinto de la fue “Tío Pepe” de 461 kilos, toro colorado con el que Morante de la Puebla salió con toda la disposición de triunfar y pese a las pocas condiciones del astado, realizó una faena que pasara a la historia del toreo en San Luis, y que será recordada luego de que el sevillano cubrió el segundo tercio. Con la pañoza en la mano, inició como novillero con hambre de triunfo, de rodillas, pegado a tablas y aguantando las embestidas descompuestas, las cuales literalmente le rozaban las mejillas, para después destapar el frasco de las escénicas, pegando muletazos clavando incluso la barba en el pecho, gustándose y gustando al respetable. Fue notorio que su quehacer muleteril la realizó sin despojarse de la montera. Con la espada citó a matar de rodillas. Corto dos orejas.
Octavio García el “Payo” con el que cerró plaza, “As de Copas” un jabonero de 486 kilos, se dio un tremendo arrimón, no se dejó en la pelea con el español, y bordó una faena llena de arte y valor. La gente pidió el indulto del toro, que el juez no concedió, el queretano dejó una estocada tendida, se le concedieron dos orejas y el arrastre lento al toro.