Cerrar su paso mexicano con siete salidas a hombros en ocho festejos: La mejor carta para confirmar en Las Ventas de Madrid
En dos actos se ha llevado a cabo la segunda corrida en la plaza Silverio Pérez; en ambos, bajo similar script: bosquejo, preámbulo y catarsis. Le correspondieron a Juan Pablo Llaguno y André Lagravere abrirlos: dos y un aviso escuchó el primer espada y, oreja protestada y jugarle al torito despitorrado para el otro.
Héctor Gutiérrez, en cambio puso clase a sus faenas: oreja caída del cielo y de trazo pinturero el complemento hasta que tomara la espada desatada en dos bocinazos.
El poder de trasmisión que trae consigo Isaac Fonseca se ha reflejado en el resultado de esta tarde: Cuatro orejas y un rabo.
Su torería habla, penetra y explota los tendidos. Sale a comerse el toro desde el primer capotazo. Este no es el habitual de rodillas en Larga Cambiada; es la suspensión de vuelos justo al embarcar la embestida; el sonoro ¡Olé! que se escucha corresponde al fiel reflejo que establecen la arena y la grada sonorámicas.
Los giros de mano baja al interpretar Chicuelinas añadidas dan la tonalidad al coro, esta vez de soleadas gargantas contagiando los de sombra en el frente. Isaac dirige desde abajo, a la peonería en el fuera gente para que cada quien haga su papel en los justos terrenos. Se encargó de poner en suerte a su lote en la pica y en los segundos tercio.
El gañafonazo tirado por su primer toro no fue óbice para ponerse de pié. Ha corrido la mano en sentidas tandas. Sorprende en sus Vitolinas y Cambios de mano en trazo geométrico para ir reduciendo espacio hasta llegar a la ondura. La monta de espada apunta hacia arriba en la búsqueda de la Vaina al estilo antañero de los espadachines.
Salió violentamente la del primer viaje, pero al reponer por Alto la descarga, puntarriba ahonda la curva despeñando en segunda fase y recibir las primeras dos orejas unánimes en acuerdo, eufórico público y contagiado juez en el aderezo musical de “Juan Colorado”. Y denme charanda pa-brindar.
El centro del ruedo, ahora, es el punto de partida para enganchar de largo Pases cambiados con los De pecho. La exclamación reina sucesivamente al prolongar la dimensión en cada Derechazo, de aquí hasta perderlo en la mirada sellada en cada ejecución. Así guía el paseo por “Caminos de Michoacán”.
El paso por cada pueblo se disfruta ante el recreo encontrado. Vibrante a más se impregna la bamba de la muleta. Se agranda la figura, mientras el toro hace honor a su linaje, Vista Hermosa. Se han hermanado en el ritmo y en el són. Y surge el contagio atmosférico, “Torero-Torero”. Hay fiesta en la tierra de El Faraón.
Envainar es ya su sello culminante. Y esta vez al acertar a la primera involucra al aficionado y educa a los nuevos. Fonseca está a tiro del 15 de mayo próximo para confirmar de manos de Miguel Angel Perera. Orejas y rabo en fin de fiesta. Será el único mexicano en isidriles carteles. Surge la esperanza, va a hombros envuelto en la bandera tricolor. ¡Suerte!
De pentagrama ha sido la segunda faena de Héctor Gutiérrez: cada acorde iba en detalle, fino y justo interpretado. Qué bello es el toreo, extiende más allá de largura de brazos conectando cada nota en intensa faena al que hizo séptimo de tarjeta. Tuvo en sus manos el gran triunfo, pero la traicionera espada estalló en dos avisos.
Tres primeros ejemplares de Marrón fueros el bosquejo; los de cara, presencia y mejor juego, saltaron a la Vista…Hermosa. Jolgorio; autor, el diestro michoacano.