Ocho, si ocho festejos de temporada se cumplieron hoy y es la primera tarde donde se van sin trofeos los tres alternantes.

Amable lectora, lector querido, me encantaría bordar la faena literaria de hoy con múltiples florituras y decenas de palabras de admiración y regocijo, sin embargo, me parece que con lo acontecido no tengo mucha tela de donde cortar.

Le cuento que se lidió un encierro de la ganadería de Castorena por parte del duranguense Eduardo Neyra, Joel Castañeda y Emiliano Osornio.

Ahí le voy:

Neyra dejó muestras claras de un gran avance, a mi entender ya se le ve casi ‘cuajado’. Me hace recordar al José Miguel Arellano ya que encuentro ciertos paralelismos: ya se ven ‘maduritos’ de edad, ya no tienen pinta de chavales y creo que en cuanto a avance técnico y de ‘sitio’ ambos lucen muy similares. Deja la sensación de que los novillos ya ‘le quedan chicos’. Su lote creo que ha sido el más malito del encierro, poco pudo hacer para lucir, pero los ha metido ‘en vereda’ y ‘les pudo’. Los dominó como era necesario y los pasaportó con algunas leves fallas. En su primero agradeció primero palmas en el tercio, pero luego se dio a si mismo permiso de pasearse alrededor del ruedo. Con su segundo fue más prudente y después de las palmas en el tercio ‘se tapó’, que bueno, no hay que darse coba solos.

Castañeda no se vio mal, de hecho, le puso bastante empeño cosa que por supuesto se espera y agradece. Tras las tablas estuvo recibiendo las indicaciones del más joven torero de la dinastía Adame, cosa que el chamaco hace bastante bien, no puedo decir lo mismo de Castañeda que necesita poner más atención en las indicaciones, temas particularmente de terrenos ya que tuvo un par de sustillos cuando no reponía terreno a tiempo o ‘se echaba encima’ al novillo cuando se quedaba en terrenos complicados. Silencio en su primero y al igual que Neyra se dio su paseo alrededor del ruedo más de ganas que de petición generalizada en su segundo. Habrá que destacar que en éste cubrió los tres tercios.

Por último, Osornio, chamaco más verdecillo aun, que ha toreado por momentos con mucha elegancia, y es que para ser torero hay que parecerlo y el chamaco tiene toda la pinta, habrá que ver si se le hace y se convierte en uno. Por momentos un muy vertical toreo, de ese que cala duro en el tendido y que se mantiene alejado de la línea tremendista. El gozo se fue al pozo cuando intentó -en sus dos actuaciones- la suerte suprema, la más importante, la que culmina lo bien hecho y corta los apéndices. En ésta Osornio es malo y lo que le sigue. De hecho, en la plaza de Arrollo se le fue vivo un novillo y poquito muy poquito faltó para que aquí se le fueran los dos. Emiliano: en el carretón de práctica 100 ‘tiradas a matar’ diarias y por favor, al momento de descabellar hay que tratar con mejores y más dignas maneras a tus novillos, que el descabello también es arte, también es técnica, no es por supuesto jugar al alfiletero.

Le ponemos corolario a la nota de hoy: Escribir con seudónimo es como regalar cajas bellamente envueltas, pero vacías. Carecen de contenido y seriedad, por eso aquí desde hace 10 años se firma con nombre completo, porque se sostiene lo que se opina.

Por cierto, el ganado ha dado mal juego en general, solo destacó a mi gusto un ejemplar de los seis, corrido en tercer lugar, que ha peleado durísimo al caballo y se le ha premiado con arrastre lento.

Se cierra el serial novilleril el próximo viernes con festejo nocturno en el que se lidia un encierro de ‘La Alejandría’ para Hidalgo García, Fernando Vásquez, Sebastián Soriano, Diego Garmendia, Tomás Alejandro y Carlos Luévano.