Dan arrastre lento a “Majadero” de Rancho Seco, mientras la terna del octavo festejo de Faria de Aniversario se va en blanco
Lo que pudo ser la faena de la tarde Angelino de Arriaga ni la redondeó y mucho menos la culminara con la espada, si acaso, algunos detalles. El venezolano Jesús Enrique Colombo, al igual. Ambos por motu propio se dieron vuelta al ruedo entre protestas airadas. Y Juan Pedro Llaguno por el estilo. Lástima del segundo de la tarde que al saltar al callejón se fracturara los remos delanteros, aun así causó expectación.
Paulatinamente el cartel de banderilleros se fue volviendo una calca de toro a toro. Colombo confirmó alternativa con un pavo aplaudido de salida por su trapío: Larga de recibos, cuarteos traserillos, un par de tandas por derecha y pesado con el acero; el aplauso fue para “Bailador”, 139 con 542 kilogramos de romana.
Al sexto unicamente lo pasaba de capa, dos pares a medio toro bajo lluvia. Faena de las llamadas sucia por desarmes y porque el toro lo quitaba del viaje, perdiendo el ritmo de embestida. Pinchazo hondo y que se arranca a dar la vuelta al anillo entre más pitos que palmas.
Alacranado de cuerna fue el corrido en segundo lugar, armadura que ya no se pudo ver por las constantes caídas al saltar al callejón. Uno de Pastejé le sustituyó, pero a ese bronco Arriaga no le quiso ver despachándalo de horrendo bajonazo. Con el del premio toreaba para El pasándoselo por delante en florituras.
El toreo bueno, el que esperaban unos 3,500 espectadores soportando lluvia nunca llegó. Un sector tlaxcalteca demandaba el indulto ante la claridad y nobleza de embestidas, sin motivar al paisano que se la pasaba amagando irse por la espada. Pinchazo abajo y entera. Lento arrastre al burel. La vuelta al ruedo no fructificó tan fue así que al otorgarle La banderilla de oro lo reventaron.
Llaguno tuvo en Sesgos por fuera los mejores pares, tras eléctrico recibo de capa; el toro careció de fuerza y las caídas continuas culminaron al tercer viaje. En el último invitó a banderillear a sus alternantes. Y ya con la muleta, los cuartos traseros le estaban haciendo mala pasada. Dos pinchazos y Silencio.
Al final Paco Dóddoli, presidente de los matadores entregó a Angelino el premio como el mejorcito del anodino festejo presidido en la plaza México por Enrique Braun.