Pues se llegó el día y se dio por fin una novillada en festejos locales. La COVID y su pandemia mantuvieron alejados a los aficionados de los tendidos desde marzo de 2020 así que hoy, si hoy, la entrada ha sido -en el marco de la obediencia a las reglas y medidas sanitarias correspondientes- BUENÍSIMA, lo que al que escribe le ha llenado de alegría, una por fín después de un día lleno de desencantos.

San Martín envió un encierro medio disparejo de presencia, con dos novillos medianamente llevaderos y 4 muy complicados, con mucho genio y malas mañas. Ni modo, en el registro oficial debe quedar así, aunque uno de regalo y fuera de la lidia ordinaria resulto manejable y con transmisión, a la postre bien aprovechado por Miguel Aguilar.

Aguilar, de blanco y oro se comportó a la altura de la expectativa -la tercia en general lo hizo- y tuvo dos novillos desiguales. El primero con buen son y que tenía emotividad. Sin embargo, no todo era miel sobre hojuelas. También iba acompañado de su cuota de incertidumbre y Aguilar no lo tuvo fácil. Quizá habría tocado pelo de haber ejecutado la suerte suprema con pulcritud. No lo hizo y solo escuchó palmas. En su segundo enemigo no pudo hacer nada ante un novillo de mucho genio y que lo probó en todo momento.

Con el séptimo de regalo encontró la suerte que necesitaba para tener un novillo que colaborara y tras algunas tandas más llenas de sentimiento que de técnica y buen quehacer pudo matar más o menos bien y el juez no se hizo del rogar otorgando las dos orejas.

Alejandro Adame no tuvo un escenario diferente al de Aguilar. Un primer ejemplar que pasaba con la cabeza alta y medio arrollando sin embargo el novillero le encontró pronto la distancia correcta y tuvo 4 tandas muy buenas.

Le falto filo a la espada, y saludó en el tercio.

Con su segundo nada pudo hacer, incluso casi se le va vivo por problemas con la espada y con el descabello. Debe practicar más y más….

Emiliano Robledo cargó con el lote más malo, si.. más malo porque en general la novillada fue malita. Me quedé con ganas de verle con un novillo bueno y ver que trae en la maleta del arte. La maleta que vació por completo fue la del valor. Su segundo enemigo le ha aporreado en tres ocasiones. No se echó para atrás y con una buena media estocada pudo cortar una merecida oreja al valor.

Nos leemos el domingo, a ver que sorpresas nos tiene Emilio de Justo en su presentación en la Monumetal.