[Luis Hernández] Este domingo 7 de noviembre inicia en México la Temporada Grande, justo cuando se cumplen 45 años de la toma de alternativa del torero mexicano más importante de los últimos tiempos, Manolo Martínez; coincidencias de la fiesta-

Fue en el año 1965 cuando en la Monumental de Monterrey coincidieron tres toreros neoleoneses: Lorenzo Garza El Ave de las Tempestades, Humberto Moro El Izquierdista de Linares y El Mandón de la Fiesta MM Ancira, para estoquear ganado de Mimiahuapam.

En tanto en el coso de Insurgentes se anuncian a Eulalio López Zotoluco, el español Enrique Ponce y Octavio García El Payo, frente a un encierro de San José.

En ese 1965 el gran Lorenzo no sólamente le cedió un toro a su coterráneo, sino también el simbólico cambio de estafeta, canjeada dos años después, en el desaparecido Toreo de Cuatro Caminos, 1967,durante un mano a mano, el segundo, con Manuel Capetillo y ante astados de Mimiahuapan, que le valieron el corte de tres orejas y rabo; de ahí en adelante surgió el mandón. ¡Qué padrino! ¡Qué ahijado! y ¡Qué alternante!

Ese resonante triunfo fue el pasaporte directo para adueñarse más tarde, desde 1970, de la plaza México, enfrentando a lo más granado de las torerías mexicana y española.

Esta plaza, la México, es mía, diría orgulloso alguna vez Manolo, firma con diez rabos cortados, el máximo número por torero alguno.

Un domingo 7 regresa Ponce a reanudar su romance con el público capitalino, solvo lo que diga Lalo Zotoluco, tras cuatro años de ausencia, que también le ha hecho frente a y en fila a los españoles: José Miguel Arroyo Joselito, el propio Enrique y Manuel Caballero, sin descartar al El Juli y el colombiano César Rincón ¡Qué Toreros!...Y por ahí viene el francés Sebastián Castella.

Por todo lo que envuelve un domingo siete de noviembre, se espera algo importante, acorde con lo escrito con las dos mayúsculas MM.